Las ciudades egipcias están llenas de lugares seductores para los buenos viajeros, y de personas acogedoras con las que hablar, dispuestas a revelar la realidad de sus vidas, por duras que a veces resulten.
Los cafés a la europea son motivo de orgullo para los egipcios, sobre todo en su capital. El Cairo es una de las pocas ciudades árabes donde las mujeres tienen libre acceso a los cafés y a otros lugares públicos de reunión; pero prefieren sentarse en el interior y no en las terrazas y suelen ir en grupo.
Tras largos meses de turbulencias sociales, lo cierto es que la situación política de Egipto ha mejorado.
Egipto es un país que jamás defrauda a los viajeros.
La primera impresión que produce El Cairo, es de una ciudad moderna, con una intensa vida
nocturna. Calles y plazas están llenas de gentes que conversan apasionadamente. Las barcazas iluminadas ofrecen románticos paseos turísticos nocturnos por el Nilo. La famosa plaza de Tahrir, se ha
convertido en el verdadero corazón político de El Cairo y aquí los extranjeros no son bienvenidos.
En el sector llamado El Cairo islámico nos encontraremos con la célebre Ciudadela Sharia Salah Salem. El recinto amurallado protege varias obras maestras de la cultura musulmana, entre las que destaca la imponente silueta de la Mezquita de Mehemet Alí. La ciudadela la mandó a hacer Saladino cuando se enfrentó a Ricardo Corazón de León durante las Cruzadas del siglo XII y eligió éste sitio por ser estratégico por estar en una colina alta. Más tarde en el siglo XIX mandó a construir la Mezquita. Los egipcios comparan esta mezquita de estilo otomano con el Templo de Santa Sofía en Estambul. Pero hay en ello más orgullo patrio que sentido arquitectónico.
Fuera de la parte islámica de la ciudad se encuentra el Barrio de los cristianos Coptos. Allí se encuentra la famosa Iglesia Colgante, Sharia Mar Girgis, que es una verdadera joya arquitectónica de alabastro. Los coptos son cristianos viejos, con su propio Papa como representante de Dios en la Tierra. Mantienen tradiciones y lugares de culto ancestrales como la Iglesia de San Sergio, Abu Serga, que es la más antigua de Egipto.
Harían falta varios días para admirar la riqueza del Museo Egipcio Midan al- Tahrir (uno de los más ricos del mundo). Los puntos que mayor fascinación suscitan, son el colosal grupo de piedras con la Esfinge del Faraón Hestepheres II , y sobretodo el mítico tesoro de Tutankamón. Este museo cuenta con 160 mil tesoros en exposición. Aunque algunos de los mayores tesoros en exposición de Egipto, no se encuentren en Egipto, sino en Londres.
En la ciudad de Giza se encuentran
las tres pirámides que representan unos de los principales hitos de la humanidad como símbolos de uno de los grandes momentos de la historia de la civilización. Durante siglos, las colosales tumbas de los faraones Keops, Micerinos y Kefrén han fascinado a los
viajeros. Convertidas en uno de los mayores atractivos del planeta, siempre han estado saturadas de turístas.
Junto a la Esfinge a la que llaman El Padre del Terror. Con cuerpo de león y cabeza humana, sirve como imponente guardían de las tumbas faraónicas desde hace 2500 años.
Viajando hacia el norte se encuentra la ciudad de Alejandría. Un trayecto de hora y media en coche,que permite conocer los secretos de una ciudad seductora. Alejandria permanece encadenada a su historia milenaria pese a que sus monumentos más emblemáticos desaparecieron muchos siglos atrás. Desde su célebre Faro o el Templo de Cleopatra hasta su colosal Biblioteca que fue la más importante del mundo. Segunda ciudad de Egipto, Alejandria no se conforma con la belleza de su costa ni con el encanto árabe de sus barrios populares. Parece añorar su pasado esplendoroso, cuando llegó a rivalizar con la Roma Imperial. Después languideció durante siglos hasta que a mediados del XIX fue redescubierta por los europeos.
El Puerto oriental de Alejandría está dominado por el Fuerte Claitbey, construido en 1480 por elSultán Claitbey, se alza sobre los restos del legendario Faro de Alejandría. El Fuerte parece un castillo de juguete y apena saber que en su construcción se emplearon las piedras que habían dado cuerpo al mítico Faro. Junto a sus magníficas playas, Alejandria ofrece un sin fin de rincones para explorar donde perderse durante horas. Desde la belleza de su costa hasta sus viejos barrios llenos de colorido y poblados por gentes acogedoras. La ciudad se esfuerza por reconstruir sus tesoros legendarios. Así, 2000 años después de que fuera arrasada por las llamas, su Biblioteca ha vuelto a renacer, muy
cerca de donde se supone estuvo su antiguo emplazamiento. Fundada en el siglo III a. C., fue el mayor depósito de libros y documentos del mundo antiguo. Los incendios la destruyeron por completo pero gracias a la ayuda internacional, en el año 2012 reinauguró y hoy alberga más de 8 millones de libros e innumerables manuscritos. Consta de 11 niveles con cuatro sótanos y una cúpula cilíndrica en honor del dios Ra. Su sala de consulta acoje a 2000 lectores.
Hacia el sur de El Cairo, en Luxor, se encuentra el Valle de los Reyes, el corazón de la región del Alto Nilo, donde se concentran los mayores tesoros arqueológicos de Egipto. Aquí se puede visitar la tumba de Tutankamón. La cámara funeraria sobrecoge, pese a su reducido tamaño, porque todavía contiene la momia del faraón en un sarcófago dorado.
Una junto a otra 62 tumbas reales quedan aún ocultas en este pequeño valle, entre las colinas, lejos de los grandes templos en honor de los difuntos. Imposible no detenerse a observar los dos colosos sin rostro de que parecen abrir paso a la necrópolis de Memnón.
En realidad son los restos del mayor templo del antiguo Egipto, el de Minofis III, destruído por faraones posteriores que utilizaron sus materiales y arrasado por las crecidas del Nilo.
Rodeado de ruinas de otras construcciones mortuorias, el templo de Hapshepshut es uno de los más
antiguos y mejor conservado. Las terrazas de Hapshepshut se mantienen majestuosamente elevadas sobre el desierto. El edificio ha resistido al deterioro de los siglos pese a haber recibido numerosas agresiones a lo largo de la historia. Primero a manos de Ramsés II y finalmente por las de los cristianos que lo convirtieron en monasterio. Todavía poeden observarse muchos bajorrelieves e incluso, pinturas ornamentales de sus paredes y techos.
Cruzando el Nilo, 3 kilómetros al norte de la ciudad de Luxor, se ubica Karnak, una de las zonas turísticas más atractivas del planeta. Este magnífico conjunto arquitectónico, construído a lo largo de 13 siglos recibía el nombre de Ipetesut, que significa "el lugar más perfecto". Un faraón tras otro lo engrandecieron. Alrededor de los Altares de Amón, el rey de los dioses, surgieron templos, obeliscos y enormes estatuas en paseos y patios colosales que testimonian la perdida grandeza de Tebas.
Durante los momentos de su mayor esplendor, en Karnak, llegaron a trabajar 80 mil personas. Después pasó mil años olvidado bajo las arenas de desierto hasta que fue descubierto a mediados del siglo XIX .
La carretera que une Luxor con con Asuán corre paralela al Nilo y permite apreciar la fertilidad que extienden sus aguas.
En el camino, el pueblo de Kom Ombo resulta parada obligatoria, por las ruinas de su templo greco-
romano. Es un doble edificio simético dedicado a dos deidades contrapuestas: Orus y Sed (el bien y el mal).
La ciudad de Asuán suele ser meta final de las excursiones Nilo arriba. Aquí es clásico el paseo en faluca, bajo la luz del anochecer. Tambien pueden observarse numerosos y lujosos cruceros que navegan por el Nilo.
Herodoto dijo una vez: "Quien bebe del Nilo, vuelve"