viernes, 30 de enero de 2015

GUATEMALA

Guatemala, tierra de volcanes y terremotos, es uno de los países de América con mayores atractivos para hacer un viaje fascinante desde los paisajes bellísimos del volcán Pacaya o el lago Atitlán, hasta el pintoresco de Chichicastenango, las joyas coloniales de la Antigua y la gran maravilla arqueológica de las ruinas de Tikal.
La llamada Ruta Maya, resulta demasiado grande y rica para recorrer de un tirón todos sus escenarios. Pero las ruinas de Tikal constituyen una magnífica muestra del esplendor de una civilización anterior a la colonización española.
En Guatemala los turistas disponen de muchísimas visitas a lugares históricos primorosamente restaurados, donde gozar de unas vacaciones.
La capital de Guatemala es la mayor de Centroamérica con tres millones de habitantes. Fue fundada en 1775 después que un terremoto devastara la antigua capital. Le pusieron el largo nombre de Nueva Guatemala de Asunción, pero sus gentes para abreviar siempre la llamaron Guate. Tiene escasos atractivos y vive azotada por la delincuencia. En una ciudad con fama de peligrosa, los visitantes suelen pasar rápidamente por su centro histórico, echar una mirada a sus monumentos y refugiarse en la Sexta Avenida. Unos de los lugares claves de la cultura cotidiana en Guatemala es el Mercado Central: aquí se puede encontrar lo mejor de la comida típica guatemalteca, y todo lo que son artesanías de los diversos poblados del interior de la república con toda la cultura pre-hispánica. Guatemala es un país tropical y aquí te puedes divertir con los sabores, los aromas y los colores.

Una de las visitas aconsejables, en las cercanías de Guate, es el volcán Pacaya , a hora y media de carretera. Se ha convertido en atractivo turístico por la moderada actividad que registra hace cuarenta años. La excursión por la ladera del volcán se hace a pie o a caballo. La ascención a caballo dura más de una hora y la compañía de los guías resulta imprescindible porque conocen los senderos pero también porque los extranjeros solitarios suelen ser víctimas de asaltos con violencia.
La caldera del Pacaya, que se formó hace dos mil trescientos años, ha entrado en erupción veintitrés veces durante los últimos cinco siglos (la última, en mayo del 2010). La cima sobre la Montaña del Chino es el mejor observatorio sobre el cráter humeante y los pétreos ríos de lava. Desde su altura se divisa un precioso panorama de lagos y el valle donde se alza la nueva Guatemala de Asunción, es decir, Guate. En las zonas más escarpadas del camino se desarrolla un deporte local sorprendente: el surfeo sobre fuego, que consiste en deslizarse sobre las cenizas calientes que cubren las laderas como si fueran nieve. Durante la última erupción del Pacaya se formaron varias cuevas de lava, como grandes saunas naturales por su alta temperatura y sequedad. Al pie mismo del Pacaya, el pueblo de San Vicente vive bajo la constante amenaza del volcán. Sus habitantes vigilan cada síntoma de actividad: el humo, los temblores, el calor que constituyen su principal tema de conversación junto al recuerdo de la erupción más reciente. San Vicente teme día y noche las iras del Pacaya, pero ese miedo es su suerte, ya que viven del turismo que el volcán atrae.


Situada a medio centenar de kilómetros de Guate, Antigua es una de las ciudades más bonitas de América. Las calles de su casco histórico mantienen el ambiente de su pasado esplendor de capital colonial cuando llegó a tener casi 80.000 habitantes.
Arrasada en 1773 por un terremoto durante los últimos 20 años ha sido restaurada de modo ejemplar gracias a la ayuda española. En Antigua, el viajero no sabe donde fijar los ojos. Todo es hermoso: palacios y conventos, iglesias y casonas. La ciudad responde al esquema de cuadrícula o parrilla, donde el centro es la Plaza Mayor. En esta Plaza se encuentran los edificios más importantes de la historia y la tradición. El Palacio del Noble Ayuntamiento, la Catedral del Apóstol Santiago y el Palacio de la Audiencia y Cancillería Real, con 54 arcos. Y complementa esta Plaza una fuente conocida como Las Sirenas.
La Catedral de Santiago oculta bajo su fachada restaurada, las ruinas a las que la redujo el terremoto. Nunca pudo ser reconstruída. Además de sus siete puertas tenía la entrada del perdón, para que los condenados a muerte escucharan su última misa. En su parte trasera se encuentra la cripta que contiene los restos del conquistador de Guatemala.















Antigua, como toda Guatemala, está empapada de leyendas traídas desde tiempos oscuros. La calle de las Ánimas fue escenario de una leyenda que narra la presencia de una procesión de muertos con velas en las manos. Uno de ellos le entrega una vela a una niña que los miraba por la ventana y al día siguiente descubre que es un hueso, un fémur.Al poco tiempo enferma y muere. Así se dice que a la noche cuando aullan los perros en esta calle es porque está pasando la procesión de los muertos.
En Antigua hay muchos pequeños locales de cocina tradicional.
Las ruinas del Convento de Santo Domingo, fueron adquiridas por un arqueólogo norteamericano y convertidas en posada. Aunque los monjes nunca tuvieron piscina ni suites de cinco estrellas, el lujoso hotel conserva lo esencial de sus orígenes: 1500 velas iluminan sus dependencias, que albergan un museo con numerosas joyas históricas.
A un par de horas se encuentra el Lago Atitlán. San Pedro de la Ladera es un pueblo de pescadores y cafetaleros, lleno de rincones acojedores ,donde los turistas pueden desfrutar de la bella vista.
San Marcos tiene fama de ser el pueblo más bonito del lago. La llamada Playa Cristalina es uno de los rincones  más románticos de la ribera del lago. Desde aquí se puede apreciar el Monte de la naríz del Indio que dibuja claramente un perfil característico de los indígenas.
Para visitar Santiago de Atitlán, el mayor municipio del lago, conviene ir en barca, porque la propia policía advierte que por carretera no hay un día sin asaltos a mano armada.
A dos horas de carretera y con un precioso paisaje se encuentra el Mercado dominguero de Chichicastenango (tenango significa lugar de y Chichicaste es una planta). Es un lugar de productos autóctonos de intercambio, desde tiempos remotos.
La Iglesia de Santo Tomás, construida por los dominicos en 1540 es un templo colonial levantado sobre antiguos altares mayas.
En las afueras del pueblo se encuentra el famoso cerro de Pascualabag , un sencillo santuario de una deidad maya venerada desde hace siglos.

Para llegar hasta los tesoros arqueológicos ocultos de la selva de Petén, es necesario tomar un avión. Los vuelos van siempre llenos de turistas deseosos de ver las ruinas mayas. Y desde el aeropuerto al parque de Tikal no hay más que un corto paseo en coche. Tikal es la gran joya de la herencia precolombina en Guatemala con miles de vestigios mayas repartidos en mas de 570  kilómetros cuadrados. Pero lo principal son las 3000 estructuras de su mítica ciudad perdida. Los mayas se asentaron en esta zona unos 700 años antes de Cristo.
En el siglo VI el conjunto urbano de Tikal llegó a concentrar más de 50.000 habitantes. Su ocaso comenzó hace 1.100 años y acabó siendo una ciudad olvidada hasta que la halló un misionero español en 1696, oculta por la selva y fue redescubierta en 1848. Las construcciones más antiguas se agrupan en una zona llamada El Mundo Perdido. Aquí se descubrieron cuatro pirámides superpuestas y 38 estructuras de distintas épocas.
La biodiversidad de la selva del Petén es enorme: basta con alzar los ojos para observar a un sin fin de aves y para descubrir a los Pizotes, los monos aulladores, que acuden al encuentro de los viajeros igual que hacen los coatíes.
 El cuarto Templo de Tikal requiere superar una larga escalera pero la vista merece el esfuerzo. Este era un punto estratégico, defensivamente hablando, ya que desde aquí se puede tener vista de todo el valle. Los arqueólogos tienen mucho trabajo pendiente en Tikal y en la región aun les quedan gran cantidad de yacimientos mayas donde estudiar una civilización perdida que alcanzó logros asombrosos.

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